Un mediático juicio comenzó en Francia el 7 de noviembre 1921. Se juzgaba a Henri Désiré Landru (1869-1922), el llamado Barba Azul de Gambais, conocido por ser el primer asesino en serie francés. Fue acusado por el asesinato de once mujeres.
¿Quién era Henri Désiré Landru? Nació el 12 de abril de 1869 en el seno de una familia modesta. Su padre era conductor, su madre costurera. La familia vivía en París, donde Landru pasó la mayor parte de su infancia, incluso, fue monaguillo en la iglesia de Saint-Louis. Henri Landru intentó estudiar arquitectura. En 1893 Landru se casó con su prima, Marie-Charlotte Rémy, con la que tuvo 4 hijos a los que debía alimentar. Trabajando como cartógrafo, contador y otros oficios, no consigue satisfacer las necesidades de su familia lo que le empuja a cometer pequeñas estafas y hurtos.

En 1900 por sus primeras fechorías será condenado a diversas multas y pequeñas penas de prisión que logra evitar gracias a informes psiquiátricos que lo declaran como enfermo mental sin llegar a considerarlo dentro de ningún grado de locura. En 1909 será condenado por la estafa de varios efectos y títulos financieros a una mujer, Jeanne Isoret, a quien habría seducido a través de una agencia matrimonial. Este asunto marca el comienzo de sus relaciones con las mujeres. Su última estafa conocida será por una compraventa en que es sentenciado a pena de prisión en la Guyana francesa en 1914. Si bien, consigue huir y desaparece del mapa o eso parecía.
Es la época del comienzo de la Primera Guerra Mundial, donde el nuevo contexto social centrado en los episodios bélicos le permitirá tramar su nuevo modo de vida como cazador de mujeres, presentándose, bajo diferentes nombres, a través de anuncios en periódicos como un viudo o divorciado solitario de buen nivel económico dispuesto a encontrar pareja para contraer matrimonio. Su objetivo eran las mujeres solteras o viudas de entre 35 a 45 años pero con ahorros para poder hacerlos suyos.

Utilizando más de 90 seudónimos, Landru llega a conocer a unas 300 mujeres mediante su sistema de anuncios en la prensa parisina. A pesar de su desfavorecido físico, realmente poco atractivo, calvo y barbudo, llega a ser encantador, amable y simpático con las mujeres. Mientras, comienza a crear un archivo con todos los datos físicos, económicos y familiares de estas mujeres con las que se cartea en un primer momento, luego tiene citas donde «enamora» a sus víctimas para, más tarde, tras obtener todos estos datos, bajo promesas de amor, fortuna y matrimonio, e invitarlas a pasar unas vacaciones en casas de campo que Landru alquilaba, primero en la localidad de Vernouillet, a unos 35 kilómetros de París y, posteriormente, en la población de Gambais a unos 60 kilómetros de París, acababa allí con ellas y las hacía desaparecer.

Landrú ajustaba su sistema de tal forma que primero, aislaba a la víctima de sus amistades y parientes. Segundo, intervenía en la administración de los bienes de la víctima. Tercero, invita a la amada a pasar una semana en el campo, como una luna de miel anticipada y lugar idílico de petición de matrimonio. Cuarto, la víctima era asesinada por Landru y este la hacía desaparecer abrasándola en el horno – cocina. Por último, conseguía todos los bienes de la difunta con su documentación original y poderes. Con el dinero obtenido continuaba sus amoríos y mantenía a su esposa e hijos, mientras que ellos solo lo veían cuando regresa de alguno de sus «viajes de negocios».

En París comienzan las investigaciones por las extrañas desapariciones de mujeres tras las denuncias de parientes y amigos. Las historias de las mujeres desaparecidas que los familiares informan a los investigadores coinciden en la historia del comienzo de una nueva relación con un señor viudo o divorciado. A su vez, en Gambais la presencia de Landru llama la atención a varios vecinos. Este hombrecillo calvo y barbudo, que lleva un bombín, siempre que llega a Gambais lo hace con una mujer diferente y siempre se le vuelve a ver solo. Las investigaciones se ven dificultadas por los distintos nombres que Landru utiliza.
No será hasta el 12 de abril de 1919 que un pariente de una de las víctimas, reconoció en París al hombre con el que había visto a su familiar desaparecida. Tras avisar a la policía, Landru es detenido usando la identidad de un tal señor Guillet. Landru estaba acompañado con otra mujer, Fernande Segret, su amante real. En el momento de la detención Landru se muestra enfurecido y colérico.

Durante la investigación se descubren las casas de Landru, así como objetos que pertenecían a las mujeres desaparecidas, botones o zapatos, pero también montañas de cenizas con algunos huesos que se extienden entre el cobertizo, la chimenea y la cocina de la casa de la localidad de Gambais. Los vecinos constatan los malos olores y el humo negro que se escapaba, en invierno y verano, de la chimenea de la casa. Pese a todo, no aparece ningún cuerpo de las desaparecidas pero Landru no consigue hacer desaparecer, aunque lo intenta, un pequeño cuaderno negro. En su interior, se recogen las citas con las mujeres, sus viajes y gastos. Al menos, unas 283 mujeres están anotadas en la lista de su cuaderno y, tras comprobar los nombres de las mujeres desaparecidas y los recibos anotados de los billetes de tren comprados por Landru durante todos estos años, la policía concluye que Landru es el culpable del asesinato de, al menos, once de ellas. Landru no realiza declaración alguna y solicita la presencia de un abogado.
La noticia de la detención de Landru y su implicación en el asesinato de once mujeres se convierte en todo un acontecimiento con una cobertura mediática excepcional previa y durante el juicio con jurado que tendrá lugar en 1921.
El juicio a Landru

El juicio comienza el 7 de noviembre de 1921 ante la Cour d’assises o Tribunal penal con jurado de Seine-et-Oise en Versalles con una enorme presencia de la prensa de buena parte de Europa. Será asistido por el abogado Vincent de Moro Giafferi, uno de los más prestigiosos abogados franceses del siglo XX. Landru mantendrá su inocencia y la línea de defensa se aferra a la inexistencia de los cuerpos de las once mujeres asesinadas por las que se sienta en el banquillo.
La cobertura del juicio es tal que nos deja una colección fotográfica excepcional y ríos de tinta en las hemerotecas. En el dibujo del periódico que encabeza esta entrada se puede ver la posición del fotógrafo reportero junto a la mesa de las pruebas tomando las fotos de las sesiones del juicio. La famosa Sidonie-Gabrielle Colette será una de las periodistas que cubran el juicio Landru.
Landru proclamará ante el jurado que es un delincuente pero no un asesino, y mucho menos un loco, es inocente. En ocasiones, se muestra provocativo pero muy elocuente y bromista consiguiendo la simpatía del público. Sin embargo, las pruebas son abrumadoras: testigos, el cuaderno con los nombres de las mujeres, la estufa cocina, objetos de mujeres, pero faltan de los cuerpos de las desaparecidas.




«Landrú representa el sadismo monstruoso, la más completa compenetración de lujuria y de sangre. (…) Abrasaba a sus queridas en la brasa de su amor (…) Monstruo metódico y burgués, llevaba la contabilidad de lo que le producía cada víctima. Era el talento, la astucia y la gracia. Hizo frases de extraordinario humorismo frente a la guillotina; el proceso fue un torneo de ingenio para el ilustre asesino»
Revista Flirt 1922. Madrid
El letrado de Landru, Moro Giafferi, realizó durante todo el proceso un intenso trabajo para demostrar la falta de pruebas contra el acusado de las desapariciones, insistiendo en que sin haber sido encontrado algún cuerpo la acusación no podía sostenerse. La defensa mantiene que todo son suposiciones, pero fallan las pruebas, ya que, incluso la comprometedora libreta de notas de Landru, se trataba de una sencilla agenda comercial de posibles clientas a los que vender muebles.









Landru, en ciertas ocasiones, se mostrará indeciso en las respuestas o demasiado humorístico lo que provocará las risas del público. A las preguntas del presidente del tribunal inquiriéndole para que indicase qué sucedió con sus amantes desaparecidas, respondió como nos relatan los periódicos:
«¿iQuiere usted que yo averigüe el paradero de mis amantes, señor juez!?.., Pero vamos a ver: usted mismo, señor Juez, que, sin duda alguna, ha tenido también muchas amantes, ¿sería capaz de indicarme en este momento el domicilio de cada una de ellas?»
El abogado de Landru, fue más allá, y en una escena que ahora es famosa, argumenta que una de las víctimas supuestamente muerta ha sido encontrada y que está lista para aparecer por la puerta del tribunal. Toda la sala, incluidos los miembros del jurado, dirigen las miradas hacia la puerta … demostrando el abogado que nadie estaba seguro de la culpabilidad de Landru. Salvo, el fiscal, que de inmediato, respondió que solo Landru no desvió la mirada hacia la puerta, delatándose así mismo pues sabía que era imposible que apareciese amante viva alguna.
Finalmente, pese al esfuerzo argumentativo de su letrado a favor de su inocencia, Landru fue sentenciado a la pena de muerte el 30 de noviembre de 1921. El juicio fue descrito por la prensa como «absurdo y grotesco», incluso, se llegó a decir que Landru hipnotizaba a sus víctimas y al público con la mirada. Landru apeló al Tribunal de Casación desestimando la apelación el 3 de febrero de 1922. Henri Landru fue guillotinado el 25 de febrero de 1922 en la prisión de Saint-Pierre en Versalles, tras ser rechazada por el presidente de la República francesa su petición de indulto.
Su abogado que estaba presente al pie de la guillotina se dice que tuvo la siguiente conversación:
«Vamos Landru, te defendí con todas mis fuerzas y estoy aquí nuevamente como tu último amigo. Debo saber si ahora debo defender tu memoria. Dime el secreto de tu vida ..», A lo que Landru respondió: «No, maestro … gracias, pero mi secreto me lo llevo. Eso es todo mi equipaje».
Su verdugo anotó: Landru – 6h 10 – Temps clair
Landru pasará a la historia de la justicia y el crimen como un hombre culto, preocupado por su familia, estafador sin límites, que sorprendió a letrados, jueces y opinión pública por su espíritu y su frialdad y que aún sigue siendo muy difícil de definir.
Desde su encarcelamiento en 1919 hasta su ejecución en 1922, recibió más de 4000 cartas de admiradores y simpatizantes, incluidas propuestas de matrimonio. A esta fascinación erótica hacia personas peligrosas se le llama hibristofilia.

La vida de Landru ha inspirado libros, canciones, películas, exposiciones, obras de teatro, etc. Fue llevada al cine en 1947 por Charles Chaplin con la idea de Orson Welles en la película llamada Monsieur Verdoux, esta película desconcertó a los críticos. Es una comedia negra que utiliza la figura de Landru, interpretado por Charlot, para hacer una crítica al sistema. Más tarde en 1962 fue adaptada su vida en una famosa película llamada Landru, dirigida por Claude Chabrol y Françoise Sagan que fue todo un éxito en Francia.
Por cierto, en 2018 la casa de Gambais donde Landru cometió los asesinatos estaba en venta por 450.000 euros tal y como recogían algunos medios como le Parisien.
Más información y fuentes:
Biblioteca Nacional de Francia
Landru 6h10 temps clair : Les pièces du dossier
La envenenadora de Saint Clar. Un juicio del jurado en Francia a principios del siglo XX
Libros y películas recomendadas: