La Cruz de los Labradores o el Triunfo de la Cruz y más conocida como La Diablesa, es uno de los pasos que desfilan en la procesión del Santo Entierro de Cristo la tarde-noche del Sábado Santo en Orihuela (Alicante). Esta composición escultórica está considera como la más antigua de las que se conservan de la Semana Santa de la ciudad que data de 1695. Es obra del escultor de Estrasburgo, Fray Nicolás de Bussy, realizada por encargo del Gremio de Labradores. Representa el Triunfo de la Cruz sobre el pecado y la muerte siendo una de las obras más representativas de la imaginería barroca española. Resulta ser el único paso de la Semana Santa de España que sale a la calle con una representación del demonio, pero siendo más original, ya que el diablo está representado por una figura femenina, de ahí, el nombre popular de La Diablesa con el que se le conoce. El paso, por tradición, tiene prohibido entrar a los templos de la ciudad. Al desfilar en la procesión del Sábado Santo, en lugar de entrar en el interior de la Catedral de Orihuela, como el resto de la misma, continúa en solitario, reincorporándose posteriormente. La escultura de la diablesa fue declarada (BIC) Bien de Interés Cultural en la categoría de bien mueble de carácter individual por decreto 71/2017, de 2 de junio, del Consell, [2017/5203] (DOGV núm. 8060 de 12.06.2017). Fue sometida a una restauración en 2012.







La Diablesa fue realizada por encargo del gremio de labradores a Fray Nicolás de Bussy por el precio de 800 libras siendo necesario para completar el pago de la escultura la constitución de un censal en escritura pública otorgada ante el notario de la ciudad de Orihuela Andrés Ximénez por el importe pendiente de 300 libras, ya que a la llegada de la fecha de la procesión no había sido abonada dicha cantidad y los labradores Tomás Alcorisa y Miguel Ros, encargados de recaudar el importe de la Cruz de los Labradores, al no poder reunir el total, recurrieron, obligando sus propios bienes, a cargarse en censo 300 libras dispuestas por las monjas del convento de Santa Lucia.
Escritura del Censal de la Diablesa de Orihuela 26 de marzo de 1695

«Considerat que los llauradors de la dita a present ciutat (de Oriola) y son terme a sa despesa han determinat el fer la insignia de la Santissima Creu per a portar aquella en la profeso de Diuendres Sant y los gastos de fer la dita Creu importara pres de huitcentes lliures sens altres gastos que es oferiran , los quals sel han de satisfer y pagar entre los dits llauradors, y en cara que se han cobrat moltes cantitats empero es resten a cobrar de molts llauradors y a la persona que a fabricat la dita Creu se li ha de satifer tota la cantitat del preu en que es estat ajustada y concertada y la dita Creu se a de portat en la dita profeso de Diuendres Sant primer vinent, y en cara no se acabat de satisfer lo preu de dita Creu , perque los dits llauradors no han acabat de juntar lo diner y la dita profeso esta molt cercana, per lo que se a resolt el pendre a carregament de censal trescentes lliures de Moneda Reals de Valensia, pera ab aquelles acudir promtament al desempeño desa obligasio»
Escritura censo de la Diablesa año 1695
El contrato de censo fue una de las formas de financiación más usadas en España e Indias desde la Edad Media hasta finales del siglo XVIII. Es un contrato mediante el que se adquiere el derecho de percibir cierta pensión o rédito anual del dueño de una cosa inmueble. Es una especie de préstamo hipotecario a interés con diversos tipos: consignativos, reservativos o vitalicios. El más usado fue el de modo consignativo redimible, que suponía la adquisición de un capital bajo la garantía de un inmueble, sujetándola al gravamen de una pensión anual con un interés. El préstamo podía ser levantado en cuanto el censuario pagaba el principal.
«El procedimiento mediante el cual se suscribía el censo consistía simplemente en lo siguiente: un particular, que por razones diversas, necesitaba capital, acudía en demanda del mismo a una institución solvente. Por esta época, la Iglesia era el banquero más solvente a quien recurrir, de manera que lo más frecuente fue que el crédito se solicitara a las instituciones eclesiásticas. El prestamista, que se convertía en censualista, entregaba el monto acordado al prestatario o censuario y la operación quedaba garantizada mediante la imposición del censo sobre un capital inmueble o sobre el conjunto de los bienes del censuario, quien quedaba a partir de entonces obligado a pagar una renta anual (rédito) sobre el monto invertido (principal).» María del Carmen Mena García. Universidad de Sevilla.
¿Quién era Nicolás de Bussy y Mignan (? -1706)?
Nacido en Estrasburgo a mediados del S. XVII conforme consta en su acta de matrimonio, se formó en Italia, posiblemente llegó a España junto al séquito de don Juan José de Austria, lo que le valió el cargo de escultor del rey Carlos II. Se estableció en Valencia hacia 1662 trabajando en el taller de Tomás Sanchís, pues en esa fecha ya figura su nombre en el Gremio de Carpinteros de la ciudad. Desde 1675 se suceden los encargos en Valencia, Orihuela, Elche, Alicante y Murcia, y son constantes sus viajes a Madrid, donde permanece abierto su taller hasta 1699. Probablemente, su inclinación política a favor de la Casa de Austria durante el periodo de la Guerra de Sucesión, y el triunfo de la causa borbónica, le llevó a regresar de nuevo a Valencia ingresando en el convento de mercedarios de Segorbe y, luego, en el convento de la Merced de Valencia falleciendo allí en diciembre de 1706. Sus obras se encuadran dentro del barroco español pero fuertemente influenciado por la imaginería flamenca e italiana.


Otras diablesas
La Diablesa como grupo escultórico de gran complejidad iconológica entronca con las barrocas representaciones de los Jeroglíficos de las Postrimerías (In ictu oculi y Finis Gloriae Mundi) pintadas por Valdés Leal en la iglesia de la Caridad de Sevilla hacia 1672. Pero también encuentra ecos en pinturas medievales del centro y norte de Europa, como en la italiana, buen ejemplo, la Alegoría de la redención (1587) de Jacopo Ligozzi, que encontramos hoy en el Museo del Prado, así como en otras obras coetáneas, como la representación del demonio que aparece en la Columna de la Peste de Viena, realizada en 1682 por Fischer Von Erlach o el paso procesional La Canina o Triunfo de la Cruz representación de la muerte, sentada sobre el mundo, junto a una cruz de Antonio Cardoso de Quirós que realizó en 1691 y salió en procesión por Sevilla en 1693.




Sin embargo, lo original de la escultura de De Bussy es la combinación de todos los símbolos: la Cruz- resurrección cristina sobre el mundo, el pecado, la carne, el sexo, la manzana del génesis en la mano de la diablesa, y la muerte – tiempo.
La figura de la diablesa es un elemento que, además, es más difícil de encontrar en las representaciones artísticas anteriores donde el diablo era representado con género masculino en la mayoría de ocasiones, sin embargo, en unos de nuestros recientes viajes, como curiosidad, durante una visita al museo del Palacio episcopal Gaudí de Astorga hemos encontrado una figura muy similar a la diablesa de Orihuela pero en un retablo del siglo XVI que allí se conserva, y se le conoce como la diablesa de Astorga.


El museo nos informó sobre la obra: se trata de una obra anónima castellana del primer tercio del siglo XVI que procede de la Iglesia de San Román de Bécares (León) (tristemente en la lista roja del patrimonio de HispaniaNostra). La tabla representa canónicamente a San Juan y San Bartolomé con sus distintivos iconográficos clásicos. En el caso de San Bartolomé, porta un cuchillo con el que fue desollado vivo y un diablo atado, en esta obra una diablesa con pechos, pues el Apóstol exorcizó al demonio llamado Astaroth. Esta tabla forma parte del Retablo Mayor de la Iglesia del despoblado de Bécares próximo al monasterio cisterciense de Nuestra Señora de Nogales. Está consagrado dicho templo a San Román. El retablo, fragmentado, se conserva en este Museo. En el banco central dispone parejas de Apóstoles, mientras que las calles ilustran el ciclo narrativo de la historia del Santo, vestido en esas escenas como monje cisterciense. La calidad del retablo es significativa y de lo más notable que se puede encontrar en la pintura de la diócesis de Astorga en la primera mitad del siglo XVI. Se desconoce su autoría aunque pudiera ser un maestro que trabajó en el ámbito zamorano de la diócesis asturicense y vinculado a esa escuela.
Desde luego, De Bussy conocía la iconografía de San Bartolomé y, posiblemente, en más de una ocasión, como la que aquí mostramos de Astorga, tuvo ocasión de contemplar representaciones de San Bartolomé con el diablillo a sus pies, sirviéndole de inspiración para la creación de la Diablesa de Orihuela, así como otras obras.
Fuentes:
– ivc+r culturarts Generalitat Valenciana
-Censos eclesiásticos y propiedad urbana una relación conflictiva. María del Carmen Mena García. Universidad de Sevilla
-Aportación al estudio de la Semana Santa oriolana. 1981. Francisco Javier Sánchez Portas.
– Museo Palacio Gaudí Astorga. https://www.palaciodegaudi.es/
– Museo del Prado. https://www.museodelprado.es/