El Proceso a los Távora

En 1758, en pleno proceso de reconstrucción de Portugal tras el famoso terremoto de Lisboa de 1755, el entonces rey portugués, José I, sufrió un atentando del que consiguió escapar.

Rey José I de Portugal. Miguel António do Amaral 1773.  Hermitage Museum

El rey, asesorado y dirigido por el primer ministro de Portugal, el futuro marqués de Pombal, Sebastião José de Carvalho e Mello, representante del despotismo ilustrado, puso en marcha la maquinaria política-judicial para encontrar a los traidores responsables del intento del regicidio.

Marqués de Pombal

Lisboa en 1758

El terremoto de Lisboa de 1755 ocurrió el día de todos los Santos, el 1 de noviembre. No fue un terremoto cualquiera, los científicos actuales han determinado que podría valorarse conforme a la escala Richter en un 9. Posiblemente, fue el mayor terremoto de la historia europea. Provocó la destrucción de la mayoría de los edificios de Lisboa y daños en gran parte del oeste de la península ibérica. Cuarenta minutos después del terremoto, acompañaron a éste, tres tsunamis con olas de entre 6 y 20 metros. La parte de la ciudad que no cayó al suelo, ardió durante varios días.

El palacio real también fue destruido. El rey José I, coronado en 1750, instaló la corte en las afueras de Lisboa, en Ajuda. El barrio de Ajuda fue una de las zonas menos afectadas por el terremoto y se construyó allí, con tiendas y cabañas de madera, por el terror del rey a futuras réplicas, la llamada Real Barraca, donde hacia 1795 se construiría el Palácio Nacional da Ajuda o Paço de Nossa Senhora da Ajuda. El rey José I dejó en manos del marqués de Pombal la exitosa reconstrucción de la ciudad lisboeta al igual que la gran mayoría de asuntos del reino. Sebastião José de Carvalho e Mello ejercía una enorme influencia en rey José I pero era despreciado por parte de la nobleza al ver como acumulaba poder y el favor real.

Marqués de Pombal. Autor: Louis-Michel Van Loo. 1766. Câmara Municipal de Oeiras.

La familia de nobles Távora, marqueses de Távora, se encontraba entre los muy cercanos a la corte real. El marqués de Távora, Francisco de Assis fue virrey de las Indias en Goa, donde ejerció su cargo con su mujer y varios de sus hijos, José María y Luis Bernando (el hijo mayor, el nuevo marqués). La hermanas y la esposa de este último se quedaron en la corte a la espera de la vuelta de los marqueses. Si bien, la mujer de Luis Bernardo, Teresa de Távora y Lorena, (la que debía ser la nueva marquesa) comenzó a ser la amante del rey José I. Relación que fue conocida públicamente y a la vuelta de India, los marqueses insistieron en la anulación canónica del matrimonio de Teresa con su hijo Luis Bernando ante tan evidente relación adúltera.

La familia de los marqueses y, especialmente la esposa Leonor, no cedió a las presiones ni aceptó favor alguno del rey ni de su mano derecha para que volviesen a vivir juntos los esposos Luis Bernardo y Teresa.

Mientras tanto, la Iglesia vio en el terremoto de Lisboa el merecido castigo a los pecados reales y al gobierno ilustrado de su primer ministro. El sacerdote jesuita Gabriel Malagrida escribiría el «Juicio de la verdadera causa del terremoto« 1756 (pdf) culpando a la laxa monarquía del seísmo lo que provocaría las iras reales. El sacerdote conocía bien la situación, era el confesor de la marquesa, Leonor de Távora, suegra de Teresa, la amante.

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A partir de entonces, comienzan a surgir movimientos o conjuras diversas para derrocar al rey José I.

Pero, será la noche del 3 de septiembre de 1758 cuando tuvo lugar el atentado. El rey José I volvía secretamente y sin escolta alguna de visitar a su amante Teresa de Távora. Procedente del Palacio de los marqueses de Távora y acompañado de su cochero, Pedro Teixeira. En la oscuridad de la noche tres jinetes enmascarados detuvieron el carruaje, dispararon y el rey fue herido en el brazo y hombro. Pero logró escapar gracias a su cochero. Identificados dos de los jinetes, detenidos y torturados, confesaron, implicando en el complot a los marqueses de Távora. El marqués de Pombal silenció el regicidio y mantuvo en secreto el episodio vigilando a la familia Távora para obtener más información. Era evidente que alguien cercano a la corte o a la casa de Távora sabía que el rey estaba con su amante y volvería indefenso aquella noche.

Alegoría al intento de regicidio. Francisco Vieira de Matos
1759-1760. Museo de Lisboa

El proceso Távora    

       Tras el atentado, el primer ministro, Sebastião José de Carvalho e Mello, aprovechó el intento de regicidio como pretexto para desencadenar un proceso de persecución a sus mayores rivales culpando e incriminando a los jesuitas y parte de la nobleza.

            Las principal represalia sufrida por el clero fue la caída de la Compañía de Jesús, y el encarcelamiento del sacerdote jesuita Gabriel Malagrida y varios jesuitas, que culminaría con la expulsión de los Jesuitas en 1759 y  Gabriel Malagrida quemado vivo en 1761 en una plaza de Lisboa pues el Tribunal que juzgaría a los nobles no era competente para juzgar a un sacerdote y el marqués de Pombal consiguió que fuese juzgado por la Inquisición como hereje y falso profeta.

           

 Por otro lado, en lo que respecta a la nobleza, el atentado originó un proceso sumarísimo que en cuatro meses liquidó las casas de Távora, Atouguia y Aveiro, con las terribles ejecuciones en Belém el 13 de enero de 1759.

El Tribunal da Inconfidência se creó expresamente para juzgar a los miembros de las familias nobles de la casa Távora, Atouguia y Aveiro culpadas del intento de regicidio; pero los jueces a cargo nunca pudieron probar la culpabilidad de los acusados, ya que las evidencias eran débiles, inexistentes o simples deducciones de fragmentos sesgados de cartas, mensajes o conversaciones junto a las confesiones obtenidas mediante tortura.

De hecho, el Tribunal de Inconfidência estaba presidido por tres secretarios de estado: El propio Marqués de Pombal, Carvalho y Melo, Luís da Cunha y Tomé Corte Real, pero sin derecho a voto. Fue relator e instructor de prueba Pedro Cordeiro, canciller de la Cámara de la Súplica y el juez supremo del Reino.

Libro que recoge el proceso completo a los Távoras en Pdf

Francisco de Assis, Marquês de Távora y su hijo José María nada confesaron incluso siendo torturados. Luís Bernardo, marqués novo de Távora y el Conde de Atouguia, confesaron tras la tortura pero se retractaron más tarde. Leonor Tomásia, la marquesa de Távora, nunca fue interrogada y tampoco estuvo ante el Tribunal pero si fue condenada y ejecutada.

El Duque de Aveiro en confesión bajo tortura indicó que el atentado se había cometido por instigación de los jesuitas, teniendo como cómplices al noble marqués de Angeja, el conde de Avintes, los condes de Ribeira Grande, Obidos y San Lorenzo, los marqueses de Távora, padre e hijo, Joseph Maria de Tavora y el juez Costa Freire. Sin embargo, por orden del ministro, el contenido de esta «confesión» no sirvió para incriminar a todas las personas involucradas en él, sino solo a aquellos que le interesaban.

El proceso fue sumarísimo: 11 de enero de 1759 tras las alegaciones del letrado de la defensa, nombrada por el rey, donde se manifestó, incluso, que el intento de asesinato de José I había sido un delito común y no un regicidio, pues el rey transitaba sin escolta ni marcas distintivas por una zona oscura de las afueras de Lisboa, el tribunal concluye el asunto.

El día 12 se redactó la sentencia, se comunicó a los acusados ​​y fue ejecutada a la mañana siguiente día 13 enero en una explanada de madera construida en Belem.

   Las condenas fueron para el duque de Aveiro, el marqués de Távora, el hijo Luis Bernardo, José María Tavora y el conde de Atouguia debían sufrir la rotura de los huesos de las piernas, brazos y pecho con una maza, atados a ruedas, después quemados y reducidos a cenizas. A Leonor le cortarían la cabeza con la espada, después expuesta y quemada.  La misma pena se aplicaría a los sirvientes de los nobles: Manuel Álvares y João Miguel, así como al cabo Brás Romeiro, António Álvares y José Policarpo de Azevedo todos ellos atados a postes y quemados vivos.  

            También, las condenas incluían la confiscación de todos sus bienes y se prohibió el uso del apellido Távora. Además, como pena accesoria, se picaron todos los escudos de la familia allí donde estuvieran colocados. Sus casas fueron derribadas y los solares llenados de sal.  El Palacio del Duque de Aveiro, en Belém, cerca del Monasterio de los Jerónimos, fue demolido y en su lugar fue levantada una columna con varios círculos que representan a los familiares ejecutados de la casa de Aveiro con la siguiente inscripción: «Aqui foram arrasadas e salgadas as casas de José Mascarenhas, exautorado das honras de Duque de Aveiro e outras condemnado por sentença proferida na Suprema Junta de Inconfidência em 12 de Janeiro de 1759, justiçado como um dos chefes do bárbaro e execrando desacato que na noite de 3 de Setembro de 1758 se havia cometido contra a Real e Sagrada pessoa de Dom José I. Neste terreno infame se não poderá edificar em tempo algum«.

Columna que advierte de lo que sucedió al Duque de Aveiro . Padrão do Chão Salgado. Lisboa. Foto Wikipedia.

Las ejecuciones impresionaron a Europa, y es que aún no había llegado la Revolución Francesa, lo de Lisboa sería un preludio del destino de muchas familias nobles.

Tras este proceso el primer ministro Sebastião José de Carvalho e Mello fue nombrado conde de Oeiras y posteriormente marqués de Pombal.

          Tras el fallecimiento del rey José I, la nueva reina Maria I de Portugal, que fue testigo de la persecución y ejecución de la familia amiga Távora, su primera actividad como reina, iniciando un período conocido como la Viradeira, fue expulsar del Gobierno y enviar al exilio al marqués de Pombal, al que nunca perdonaría la brutal ejecución de la familia Távora. La reina ordenó además que el marqués permaneciera siempre a una distancia mínima de 20 millas de ella. Así, cuando en el transcurso de un viaje pasaba por alguna de sus propiedades, el marqués era obligado por decreto a alejarse de su propia casa. «María I sufría ataques de rabia sólo con escuchar el nombre del antiguo primer ministro de su padre.«

Maria I, Rainha de Portugal – Giuseppe Troni

La nueva reina ordenó la revisión del proceso Távora. Los jueces encontraron inocentes conforme a la falta de pruebas a los Távoras y al conde de Atouguia; rehabilitando la memoria de la familia Távora devolviendo los títulos y bienes a los que tenían derecho. El marqués de Pombal murió el 15 de mayo de 1782.

«La culpabilidad de los Távora sigue siendo cuestionada hoy en día por parte de los historiadores. Por una parte, las malas relaciones entre la alta aristocracia y el rey José I están bien documentadas. La ausencia de un heredero masculino al trono era motivo de desagrado para muchos nobles, y el duque de Aveiro era una clara opción al trono si moría el rey. Otra pista acerca de la inocencia es el hecho de que ninguno de los Távoras o sus familiares trataran de abandonar Portugal en los días que siguieron al atentado.«

Este proceso y su historia ha sido llevada a la TV en Portugal en una serie de 13 capítulos rodada en 2002-2003 aquí podéis verla: https://www.rtp.pt/programa/episodios/tv/p9180/2

Serie de Tv el proceso de los Távoras.
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Más Información y fuentes:

O Processo dos Távoras. 1921 Archivos anotados del Proceso. (Enlace libro completo en en Pdf en portugués)

GRANDES DE PORTUGAL NO SÉCULO XVIII. INVENTÁRIOS DA CASA DE TÁVORA, ATOUGUIA E AVEIRO (1758-1759) Manuel Benavente Rodrigues

Francisco Carlos Távora de Albuquerque. Uma análise jurídica sobre o «processo dos Távora». Revista Jus Navigandi

Libro recomendados (en portugués):