El proceso Calas, Voltaire y el Tratado sobre la tolerancia

En noviembre de 1761 tuvo lugar en Toulouse, Francia, un proceso por asesinato cuya influencia determinará lo que hoy conocemos como el derecho fundamental a la libertad religiosa libertad culto entendida conforme al artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948:

«Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia»

Es el conocido proceso Jean Calas, un proceso donde primó el fanatismo y odio religioso antes que el análisis de las pruebas. Pero veamos antes qué sucedía en Francia con las religiones.

La revocación del Edicto de Nantes

El edicto de Nantes autorizaba en Francia la libertad de culto a los protestantes. Fue firmado por el rey Henri IV, Enrique IV, en la citada ciudad hacia 1598. Gracias a este edicto se puso fin a las Guerras de Religión entre católicos y protestantes que durante el siglo XVI asolaron Francia.

De aquellas guerras aún se recuerdan episodios como las terribles matanzas de San Bartolomé de 1572 donde murieron unos 3.000 protestantes en París y unos cuantos miles más en toda Francia. Nos queda de aquellos tiempos la célebre frase «París bien vale una misa» atribuida a Enrique IV, rey protestante que se había convertido al catolicismo para poder acceder al trono francés en 1593. Francia era un Estado católico y protestante a la vez, si bien, aunque el protestantismo estuviese en inferioridad de condiciones, la situación realmente no era deseada. A Enrique IV también se le atribuye la siguiente frase: «hubiera preferido perder un brazo con tal de conseguir reunir a todos sus súbditos en una misma creencia».

Representación de la matanza de San Bartolomé según François Dubois con el palacio del Louvre de escenario. 1572-1584. MCBA

Pero los tiempos cambian, con ellos los reyes y sus políticas. El rey Luis XIV, el Rey Sol, el prototipo de monarca absoluto, consideraba una ventaja unificar el Estado bajo una única religión, así que decidió implantar el catolicismo en todo el territorio francés, haciendo suyo el famoso lema: «Una fe, una ley, un rey» (une foi, une loi, un roi). Para este fin, el monarca comenzó usando el sistema de la dragonada: un simple y sencillo método de extorsión. Los dragones eran militares-misioneros del rey que debían ser alojados y alimentados en las casas de los protestantes. Si no era suficiente esta carga, los dragones podían vejarlos hasta conseguir la adjuración de la confesión protestante. Finalmente, el 18 de octubre de 1685 el monarca decidió dejar la extorsión y comenzar la persecución. Mediante el edicto de Fontainebleau se decretó como única religión legal al catolicismo en todo el territorio francés revocando el edicto de Nantes. Aunque el edicto de 1685 garantizaba la libertad de conciencia, fue el comienzo del exilio para muchos de los protestantes. Se instauró la pena capital contra los pastores sorprendidos ejerciendo. Estaba permitido no ser católico pero con consecuencias muy negativas. Luis XV (1715-1774) continuará con la política absolutista y procatólica de su padre.

El proceso contra la familia Calas. Toulouse 1761.

Los hechos

Los hechos que motivaron el proceso a Jean Calas tuvieron lugar en la ciudad de Toulouse en octubre de 1761.

La familia Calas, formada por el matrimonio de Anne Rose Cabibel y Jean Calas, desde hacia más de 40 años se dedicaba al comercio de telas en la ciudad de Toulouse. Jean Calas era el cabeza de familia con 63 años, eran protestantes. Tenían seis hijos: cuatro hijos y dos hijas.

Louis Calas, el tercer hijo del matrimonio, no vivía con ellos, tenía 25 años en 1761. Se convirtió al catolicismo cinco años antes por la influencia de Jeanne Viguière, la sirvienta católica de la casa Calas durante más de 25 años. Prácticamente, fue quien crió a sus seis hijos; Jean Calas sabía que ella pretendía que la familia se convirtiera al catolicismo pero nunca le reprochó que su hijo abjurase y la mantuvo en casa, tratándola siempre con respeto. Louis Calas rompió con su familia, no trabaja con ellos y vivía de los ingresos que su padre debía pagarle. Según una real orden de fecha 17 de junio de 1681, le era permitido al hijo de un protestante al llegar a la edad de 7 años, disponer de su persona, abjurar de la religión de sus padres y exigir una pensión alimenticia para vivir fuera del seno de su familia.

Marc Antoine Calas, era el hijo mayor, tenía 28 años de edad, estudió derecho para ser abogado pero la legislación anti protestantes no le permitía ejercer esa profesión reservada a los católicos por lo que se dedicó al comercio de telas junto a su padre.

La noche del 13 de octubre de 1761, la familia se reunió para cenar en la segunda planta de la casa-tienda. En la mesa aquella noche estaba un invitado, Gaubert Lavaysse, amigo de Marc-Antoine y del hermano pequeño, Pierre Calas. Gaubert, acababa de llegar de Burdeos, tenía 19 años y era hijo de un famoso abogado de Toulouse.

Después de la cena familiar, alrededor de las 19:30 p.m., Marc-Antoine, como solía hacer, salió de la casa en la rue des filatiers (nº 50, en la actualidad un cartel nos indica la casa) para caminar por la noche. 

Alrededor de las 22:00 p.m., Lavaysse decide retirarse y su amigo Pierre Calas lo acompaña encendiendo una vela para bajar a la calle. Será cuando ambos descubren a Marc-Antoine suspendido de una soga entre las dos puertas que comunican la casa desde la tienda de telas de los Calas. Asustados gritan acudiendo el padre Jean Calas. Jean y su hijo Pierre deciden bajar el cadáver. Mientras, el amigo Lavaysse corre a buscar un médico.

Los sollozos y gritos de los Calas atraviesan las paredes y una muchedumbre se reúne inmediatamente frente a su casa

Esta multitud no sabe la causa de la muerte de Marc-Antoine, ya que los Calas acuerdan no revelarla.  El suicidio es una deshonra, un terrible pecado a ojos de los católicos. Los cuerpos fallecidos de los suicidas, eran sometidos a juicio y luego arrastrados desnudos por la ciudad hasta ser colgados en la horca para exposición pública según establecía la ordenanza criminal de 1670.

Inmediatamente, los vecinos, emitieron acusación: los protestantes Calas asesinaron a su hijo Marc-Antoine porque quería convertirse al catolicismo. Alertado por el clamor público, el capitoul, el magistrado municipal que ostentaba la justicia en la ciudad, David de Beaudrigue, intervino con la fuerza pública. Eran las 00:30 horas de la noche.

Al llegar a la escena, el juez examina el cadáver brevemente y concluye que «no había muerto por causas naturales». El magistrado ordena el arresto de todos los ocupantes de la casa: los padres de la víctima, el hijo Pedro, la criada, el joven Lavaysse e hizo que el cadáver fuese trasladado al ayuntamiento.

El arresto de Calas. Casimir Destrem. 1879

La instrucción del proceso Calas

El día 14 de octubre por la tarde, el capitoul, David de Beaudrigue, toma declaración a Jean Calas, quien responde dudoso sobre las causas de la muerte de su hijo.

Según el padre y el hijo Pierre, Marc-Antoine fue encontrado muerto en el suelo mientras la puerta de la tienda estaba cerrada. 

El juez concluye que Marc-Antoine fue asesinado por una persona presente en la casa, incluida como sospechosa la criada aunque fuese una devota católica.

Durante el segundo interrogatorio, el 15 de octubre, al ver el giro de los acontecimientos, Jean Calas cambia la versión de los hechos e indica que su hijo se suicidó: afirma que descubrió a Marc-Antoine ahorcado y admite haber mentido para preservar el honor de su familia. Pero es demasiado tarde, el capitoul ya no lo cree y quiere una confesión auténtica del crimen conforme a sus ideas y a las de la población: mataron al hijo porque quería ser católico. El único que declaró desde el principio la versión del suicidio fue el amigo Gaubert Lavaysse.

Capitouls de Toulouse año 1663-1664 Livre IX des annales

El fiscal del rey, Pimbert, decide recurrir al uso de los llamados los monitorios, monitoires, que eran una especie de llamado de testigos a través de los sacerdotes, haciendo nueve cuestiones o preguntas con la intención de demostrar un complot familiar contra el hijo para evitar que se convierta al catolicismo. La primera de ellas decía: «Contra todos los que sepan de oídas o de otro modo, que el señor Marc- Antonie Calas mayor había renunciado a la religión que se titula reformada, en la cual había sido educado; que asistía a las ceremonias de la iglesia católica romana; que se presentaba en el tribunal de la penitencia, y que debía hacer abjuración pública después del 15 del corriente mes de octubre, y contra todos aquellos a quienes Marc- Antonie Calas hubiese dado parte de su resolución».

Consigue 87 declaraciones que no agregan ningún elemento decisivo. Los testigos fueron más bien interrogados que escuchados: no se les permitió decir más que lo que se quería oír.

El monitorio se leía en el púlpito, se fijaba por las esquinas y se mandaba a todos los que de oídas o de otro modo tuviesen que revelar algún hecho, lo declarasen ante los jueces o ante los curas párrocos.
La justicia del Antiguo Régimen en Francia seguía la regla de que toda declaración voluntaria de un testigo debía rechazarse por interesada, testis se offerens repellitur a testimonio; además el acusado no tenía derecho a citar testigos. Por consiguiente, todos los testimonios eran o requeridos por la autoridad judicial o por los sacerdotes.

El día 16 octubre se hizo el registro de la casa de los Calas y no se halló nada que indicara la conversión católica del hijo; ni libros de devoción, ni rosarios.
El día 19 octubre se había realizado la autopsia del cadáver.

Mientras tanto, el 8 de noviembre, Marc-Antoine fue enterrado con gran pompa según el rito católico. El ataúd fue acompañado a la tumba por más de cuarenta sacerdotes y una multitud exaltada. Marc-Antonie era un mártir, un nuevo santo, los tolosanos ya habían condenado, anticipadamente, a los Calas.

La procesión de los Corps Saints desde la Catedral de Toulouse. Jean II Michel alrededor de 1700. – Óleo Musée des Augustins. Toulouse.

El juicio a los Calas

Un primer juicio tuvo lugar el 18 de noviembre de 1761, un mes después de los hechos. 

El tribunal estaba compuesto por cuatro jueces capitulares, dos de los cuales participaron en la investigación, y tres asesores.

Los acusados ​​se defienden solos. De hecho, los abogados han sido excluidos de la fase de investigación desde la orden Villers-Cotterêts de agosto de 1539 (artículo 162) salvo para algunas diligencias o memorias.

Memoria escrita 3 meses después del arresto de la familia Calas realizada por el abogado Sudre

El fiscal del rey, Lagane, exige la pena de muerte para el padre, la madre y el hijo de la familia Calas, las galeras perpetuas para Lavaysse y una prisión de cinco años para la sirviente católica Viguière.

Después de largas discusiones, escuchar a los testigos y dos sesiones de votación, los jueces los consideran culpables y condenaron a los Calas a someterse a cuestión de tormento ordinaria y extraordinaria y a Lavaysse y a la criada Viguière a que estén presentes durante estos interrogatorios de tormento. En Toulouse, la cuestión ordinaria de tormento, para intentar la confesión tras la sentencia, se realizaba estirando los miembros de los condenados mediante cuerdas y la cuestión extraordinaria usando agua, haciendo tragar agua para obtener la admisión del crimen.

Representación de la cuestión extraordinaria del agua

Los acusados ​​apelaron al Parlamento de Toulouse. El fiscal Lagane hizo lo mismo, encontrando la sentencia insuficiente.

La sentencia en apelación del Parlamento de Toulouse

En esta instancia de apelación ante el Parlement de Toulouse, los Calas tendrán al señor Sudre como abogado quien mantendrá la inexistencia de pruebas irrefutables del asesinato de Marc-Antoine y ninguna confesión.

Los trece jueces del Parlamento estarán muy divididos sobre la suerte de los acusados. Necesitarán diez sesiones para obtener la mayoría requerida.

Finalmente, el 9 de marzo de 1762, el Parlamento condena a Jean Calas a la pena de muerte por 8 votos contra 5. Será sometido a la cuestión de tormento ordinaria y extraordinaria para que confiese su delito. Se resuelve que para pronunciarse sobre los otros acusados, los jueces esperarán la confesión del padre, Jean Calas.

Grabado del adiós de Calas a su familia

La SENTENCIA establecía:

  • 1º) que Jean Calas sufriría cuestión de tormento ordinaria y extraordinaria, para arrancarle la confesión de su crimen, cómplices y circunstancias;
  • 2º) que en camisa con los pies descalzos y descubierta la cabeza, seria conducido en una carreta desde las prisiones de palacio a la catedral, y que allí, puesto de rodillas delante de la puerta principal, con una vela de cera amarilla de dos libras de peso, el ejecutor de la justicia le haría hacer retractación pública y pedir perdón a Dios, al rey y a la justicia de sus maldades;
  • 3º) que después de haberle hecho subir de nuevo a la mencionada carreta, le conduciría el verdugo a la plaza de San Jorge, en donde sobre un tablado le rompería y haría pedazos piernas, muslos, brazos y riñones;
  • 4º) hecho esto, el mismo verdugo le llevará y pondrá sobre una rueda, echado boca arriba, para que viva allí padeciendo y arrepintiéndose de sus susodichos crímenes y maldades y para que sirva de ejemplo e infunda terror a los malvados todo el tiempo que plazca al Señor concederle vida

En la mañana del 10 de marzo de 1762 Jean Calas, exhausto, no variará y confirmará que es inocente y también los que lo rodean. Por la tarde, soporta el tormento de la rueda. Durante el tormento, Jean Calas permaneció digno y firme, lanzó un solo grito a cada golpe y no confesó nada, excepto que quería morir como protestanteLlamó a Dios para confesar (sus pecados) y le rogó que perdonara a sus jueces.

Después de dos horas en la rueda, el verdugo lo estranguló y luego arrojó su cuerpo al fuego. Sus cenizas fueron esparcidas por el viento.

El 17 de marzo, los jueces reunidos de nuevo, sin ninguna confesión, decidieron desterrar a Pierre Calas de Toulosse, previa adjuración, y absolver a Madame Calas, Lavaysse y a la criada.

Esta segunda condena distinta para los otros miembros de la familia, el amigo y la criada, evidencia que los jueces habían cometido un error con Jean Calas, era inocente. No se tiene en cuenta que Marc Antonie había perdido, días atrás, dinero apostando; que la ropa de Marc Antoine estaba plegada y dejada en el mostrador; que el padre, Jaen Calas, era imposible que con su edad pudiese matar y colgar a su hijo de 28 años sin ayuda de su familia y sin resistencia del fallecido pues ni el cadáver ni la ropa tenían muestras de defensa o lucha. No se tiene en cuenta que la criada católica jamás participaría en un complot protestante y, menos aún, para matar a un futuro católico. Respecto a la madre ya tenía un hijo católico ¿para qué una madre querría matar a su otro hijo?. Si era culpable el padre, éste debió ser ayudado por el hijo Pierre, al que se le destierra, y por su amigo, al que se le absuelve.

La familia Calas, arruinada, dejó la ciudad. La casa había sufrido un continuo saqueo desde el día de la muerte de Marc Antonie.

La Maison Calas en Toulose monumento histórico inscrito. Rue des filatiers. foto wikimedia

Entre tanto, el fallo de Toulose empieza a ser conocido en toda Francia y en el extranjero. El primer efecto que causó aquella condena y aleccionadora ejecución fue infundir un gran terror entre los protestantes, el segundo despertar el interés de Voltarie, el escritor, historiador, filósofo y abogado francés, uno de los mayores representantes de la Ilustración, gran defensor del derecho a una justicia universal.

Rehabilitación de la familia Calas

Voltaire, su investigación y el Tratado sobre la Tolerancia

El asunto de los Calas tuvo un impacto considerable en Francia. Voltaire, alertado de las contradicciones en el juicio, decide llevar a cabo su propia investigación. Examinó los documentos en que basaron la condena durante tres meses y después de obtener el asentimiento de la viuda y de entrevistarse con los hermanos Calas que se habían refugiado en Ginebra, Voltaire adquirió una convicción íntima: Marc-Antoine no pudo haber sido asesinado por su padre y su muerte obedecía a un suicidio. A partir de entonces, trabajó incansablemente para obtener la rehabilitación de Jean Calas, aumentando el número de intervenciones y solicitudes en Versalles. 

Voltarie comenzó a escribir el Tratado sobre la tolerancia en octubre de 1762. Obra que se inicia con la historia del asunto Calas, denunciando sus inconsistencias, pero amplió la perspectiva de su tratado con una amplia reflexión sobre la tolerancia: «Salgamos de nuestra pequeña esfera y examinemos el resto de nuestro globo».

Voltaire, François-Marie Arouet

El 7 de marzo de 1763, el Consejo del Rey, a través de la sección de casaciones, ordena por unanimidad al Parlamento de Toulouse que envíe el procedimiento. Este último se resistirá y no resolverá enviarlo hasta un año más tarde, se consideraban agraviados por la petición.

En noviembre de 1763 Voltarie publica el Tratado sobre la tolerancia, obra que cuenta el caso de Calas para añadir nuevas ideas ilustradas. Evidentemente, tuvo un gran impacto. Contenía ideas que podrían en tela de juicio siglos de fanatismo religioso.

«el gran principio, el principio universal de uno y otro es, en toda la tierra: No hagas lo que no quisieras que te hagan»

«esta tolerancia no ha provocado jamás una guerra civil; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanzas»

«Sabéis que la intolerancia solo produce hipócritas o rebeldes: ¡qué funesta alternativa! Finalmente, ¿querríais sostener por medio de verdugos la religión de un Dios al que unos verdugos hicieron perecer y que solo predicó dulzura y paciencia?»

Voltarie. Tratado sobre la tolerancia. 1763

La nueva instrucción del caso Calas duró nueve meses, y fue dirigida por Dupleix de Bacquencourt. En esta se pudo oír a todos los testigos de descargo que no habían sido escuchados en Toulouse.

Una asamblea de ochenta jueces finalmente revocó la decisión del Parlamento de Toulouse el 4 de junio de 1764 y ordenó la revisión completa del juicio. El 9 de marzo de 1765, Jean Calas y su familia fueron rehabilitados definitivamente por unanimidad.

«Fue en París una alegría universal: nos reunimos en lugares públicos, en caminatas; corrieron a ver a esta familia tan infeliz y tan bien justificada; aplaudimos cuando vimos pasar a los jueces, los llenamos de bendiciones», describe Voltaire.

Después de haber pasado varios años en conventos huyendo de la furia de aquellos que no querían acordar su inocencia, madame Calas fue invitada a Versalles para conocer al rey Luis XV, quien le otorgó a ella y a sus hijos una pensión de 36,000 libras.

El asunto de Calas no fue el único caso de odio religioso a protestantes: el juicio a Pierre Paul Sirven en 1761, con más suerte que Calas al lograr escapar, o el juicio a François-Jean Lefebvre ejecutado en 1766; en ambos intervino Voltaire para pedir su rehabilitación por su injusta condena.

El proceso Calas no tuvo un impacto inmediato en la legislación antiprotestante. Fue en 1787 que Luis XVI decidió firmar el edicto de Versalles, edicto de tolerancia que restauraba a los protestantes en su capacidad civil. 

Dos años después, la Revolución francesa está en marcha y trastorna el viejo orden: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 proclama la libertad de conciencia (artículo 10) y la libertad de opinión (artículo 11):

«Art.10. Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aún por sus ideas religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden público establecido por la ley.

Art.11. Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los más valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar libremente, excepto cuando tenga que responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley»

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. 1789

En el año 2015, tras el atentado terrorista yihadista contra la redacción de Charlie Hebdo, la edición de bolsillo del Tratado sobre la tolerancia de Voltaire se agotó en toda Francia, siglos después de ser escrita está obra es referencia contra el fanatismo religioso musulmán.

Existe una película sobre este proceso: Voltaire et l’Affaire Calas. Película franco-suiza estrenada en 2007, dirigida por Francis Reusser y escrita por Alain Moreau. Podéis verla completa en francés aquí:

Voltaire et l’Affaire Calas. Película franco-suiza de 2007

Más información y fuentes:

Tolosana, la bibliothèque numérique patrimoniale des universités toulousaines

Tratado sobre la tolerancia. Voltaire

Toulouse. El Palacio de Justicia de Toulouse. La Catedral y el Capitolio.

https://www.archives.toulouse.fr/

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